domingo, 23 de septiembre de 2012

fall for you


¿Sabes?


- Yo, por ti, saltaría en paracaídas.

-Me montaría contigo en una montaña rusa, solo por volar contigo aunque solo fuera un minuto.

Y sí, ya sé que vuelo al cielo cuando miro a tus ojos, o cuando te beso, pero volar de tu mano es algo de valor mayor que la vida misma.

-Yo, por ti, olvidaría el vértigo que supone vivir en el rascacielos de tus pestañas.

-Yo, la sangre de las guerras, te las cambiaría por besos en tus mejillas.

-Yo, te trata´ria como una princesa, desde tus pies descalzos de diamantes y platinos, hasta los rizos de tu pelo negro, pasando por la autopista de tus ojos verdes.

-Yo, te regalaría un colgante de perlas, pero no de unas perlas cualquieras, sino la perla de tus sonrisas.

Y yo sé que es díficil contar las estrellas que hay por tu cuerpo, pero lo es mucho más el no ser capaz de articular palabra cuando con tus ojos brillantes me sueltas un <<Te quiero.>>

Que yo no sé viajar hasta infinitos, ni tumbar los ochos para lograrlo, pero sé quererte a morir, pintar un "buenos días princesa" en el espejo del baño, y hacer un camino de rosas para ti.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Pequeño paso para el hombre, gran paso para la humanidad.

Recientemente, cuando murió el primer astronauta que fue pionero en pisar la luna, quise recordar las palabras que pronunció cuando habló por radio hacia todas las estaciones espaciales del mundo. "Este es un pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la humanidad."
La historia, le ha dado la razón ya que han habido personas y cosas que con sus pequeñas lecciones, nos han hecho aprender mucho: la primera vez que nos enamoramos, el primer beso, o la primera vez que vimos el mar desde lejos.
Lo peor de ello no es que acabó, sino que nunca les dimos cuenta de su importancia hasta que fue demasiado tarde, o simplemente nos dimos cuenta de su valía en el momento, pero poco a poco nos fuimos distanciando, hasta vernos desmotivados por todo.
La vida, que siempre nos da millones de oportunidades para arrepentirnos de las cosas que hicimos de forma incorrecta, está siempre ahí apoyándote o dándote la espalda. En este instante llega el orgullo el cuál se enfrenta con la vida. La vida quiere que te des cuenta de todas estas pequeñas huellas mientras que el orgullo, cabezota como siempre, no lo quiere así, y prefiere mantenerse en su postura rígida.