viernes, 24 de julio de 2015

Verdades a medias.

Hace poco más de una semana pudimos asistir como De Guindos afirmaba tristemente que él no era el elegido para ser presidente del Eurogrupo. Para que no sonara tan mala la noticia, su colega Margallo aseguraba que “España va a  obtener un puesto igual o más importante que la presidencia del Eurogrupo”.

No hay que tener muchas luces para darse cuenta que España en Europa no tiene ningún peso a la hora de hablar de diplomacia. España está en la UE porque hay que ser amables con todos los países, pero todo el mundo sabe que en realidad España tiene el mismo poder en ese organismo que Croacia, Eslovenia o Eslovaquia. España es ese conocido tuyo al que tienes que invitar a tu cumpleaños más por influencia ajena que motu proprio. Y es que hay gente a quien le duele las verdades totales y dolorosas, cuando ellos prefieren seguir viviendo en verdades a medias y cuentos de hadas.

Si España no tiene ningún peso internacionalmente es porque es un país pobre, sin dinero. Aunque en realidad todo el mundo sabe que España es un país con más dinero de lo que parece, lo que pasa es que ese dinero está en los bolsillos de unos señores que no deberían tener el dinero ahí. El estado español no es un estado serio, ya que es un país que se considera democrático, pero que cada vez apuesta menos por las empresas públicas y maneja a los medios de comunicación como se les antoja.

Otra verdad a medias es que la televisión pública del estado español, TVE, es la televisión en la cual participan más sus ciudadanos, cuando realmente es una televisión en claro declive, que ha perdido todo el prestigio y los derechos de todos los acontecimientos importantes que tenía antes, que solamente tiene una audiencia mayoritaria en el grupo de personas mayores de 65 años, pero se sacan de la manga el dinero para poder ofrecer una corrida de toros en donde Jesús perdió la boina, o un partido amistoso sin ningún tipo de sentido y que es una discriminación absoluta para el resto de entidades deportivas que tienen que llegar con la soga al cuello todos los meses para pagar a sus empleados. Esto último me resulta indignante, patético, insultante, penoso, y muchos más calificativos que no merece la pena usar. Es más propio de una verbena que de un país,


Para llegar a ser importante e influyente para el resto lo primero que hace falta es seriedad, esfuerzo y autocrítica. Y lamentablemente no tenemos ninguna de las tres cosas. Quizás cuando nos despertemos del sueño y nos quitemos el maquillaje seamos capaces de ver la triste realidad.

lunes, 20 de julio de 2015

Respirar para continuar.

Aire. Dicen que es invisible, imposible de sentir o notar. Para mí no es así. Solamente hay que recordar de qué estamos hechos. De agua. Y el agua del aire. No somos más que aire. Y si reunimos una gran corriente de aire formamos el viento. Y el viento sí es fácil de agarrar. Caminar por la calle, exagerar el movimiento de los brazos y cerrar el puño. En vez de sentir el puño vacío sentimos el puño con una arena sensible y transparente en nuestra mano.

El aire me sirve para coger impulso antes de intentar atarme a las estrellas, darle vueltas al mundo entero y enfrentarme a mi destino, igual que durante otros momentos me sirvió el sol para confiar a mi conciencia en que todo iba a salir bien. Hay momentos de soledad, inquietud, y confusión, y este es uno de ellos. Es un momento en el que no hay que ser conservador. Hay que intentar ser valiente, destaparse la máscara y apostar todo lo que tenemos. No es un momento de medias tintas. Es un momento de todo o nada. De gloria infinita o pena infinita. De que continúe luchando por mis sueños tal y como llevo haciendo mucho tiempo o llevarme la primera bofetada dura de mi vida. La primera de muchas.

Es una pelea entre el destino y yo. Él quiere utilizar el viento para sacarme del escenario. Y yo soplo flojito para juguetear con el telón y saber si ya es mi momento. El momento de salir ahí a por todas. A ganar, a dar lo mejor de este pobre y más que mediocre ser humano. Es el momento de salir acaparando todos los flashes del público a narrarles la vida a aquellos que yo quiero que confíen en mí sus momentos alegres y sus momentos no tan alegres.


Todo esfuerzo tiene su recompensa. No sería justo que el cuento de hadas se rompiera por culpa de un fatídico y caprichoso futuro. No sería justo que esa luz optimista que me da el aire se rompiera. No sería justo que lo que ayer eran sonrisas mañana sean lágrimas. No sería justo que cuando hasta el aliento del aire me levanta el pulgar para decirme que todo va a favor de repente cambie su destino y ahora me toque caminar a contracorriente.

sábado, 11 de julio de 2015

La reina.

Son muchos los reyes y reinas que hemos heredado hasta nuestra generación y que han destacado a lo largo de todas las civilizaciones, tanto en oriente como en occidente. Estos personajes solían ser personajes que contaban con un masivo apoyo social de todos y cada uno de los estamentos que componían la estructura social del pueblo que reinaban. Además de contar con su apoyo, también tenían a los ciudadanos a su disposición, como unos sumisos encantados.Los ciudadanos ante ellos se ofrecían para servicios como arreglarles un vestido, peinarles su pelo antes de una reunión importante o trabajar para ellos como sirvientes.

Veinte años son los años que llevo viviendo. Son veinte años que se han hecho muy largos porque no he sabido ser el rey de mi propia vida, y siempre he vivido de una forma desordenada, inmadura y queriendo vivir más deprisa de lo vivido. Es por ello que ya se sabe que todas las personas a lo largo de su vida tienen a su lado a una reina. La reina tenía la opción de compartir reinado junto con su esposo o asumir también las tareas de él.

Yo hace ya mucho tiempo que acepté el hecho de que cuando encontrara a mi reina, sería de esos que les dejaría entrar en mi vida, hacer y deshacer a su antojo, con el fin de ordenar un poco todo este desastre que soy yo como ser humano. Aunque la esperanza es lo último que se pierde en la vida, es muy duro el ver como pasa el tiempo y las cosas siguen siendo tan caóticas como lo han sido siempre. Cuando se plantea esta situación, la esperanza no se pierde, pero sí que se empieza a perder algo que conocemos como ilusión, una especie de telonera de la esperanza.


Es por ello que ruego, suplico, que por fin te aparezcas ante mí, que llevo esperándote mucho tiempo con la cabeza agachada y rindiéndote pleitesía. Te ruego que te aparezcas ante mí antes de que cierra los ojos y ya no quiera esperarte, ya me dé cuenta de que lo he perdido todo, hasta la esperanza, y que tú no vas a poder estar ahí para poder hacerme recuperar la ilusión por el mundo. Te ruego que no te hagas esperar, que el corazón ya no está para estos trotes, que ya está tan roto de haber buscado tantas reinas por todos los lares que ya no se sujeta ni por sí solo, por eso te espera desesperadamente.

viernes, 3 de julio de 2015

Compromiso

Cuando una palabra está devaluada, no hay peor síntoma que se cree un partido político con esa palabra. Es lo que ha ocurrido con el partido emergente valenciano llamado Compromís. Han utilizado la palabra compromiso para maltratarla y hacerla emblema de dicho partido político. Pero esta palabra ya estaba siendo violada y maltratada desde hace tiempo. La palabra compromiso ya desde hace tiempo no supone lo que suponía antes. Solo hay que mirar la cantidad de matrimonios que habían antes, y la cantidad que hay ahora, que son mucho menores. La gente antes se casaba con la intención de permanecer toda la vida juntos. Es verdad que eran otros tiempos, es verdad que por unas circunstancias distintas no podíamos hablar de divorcio, y bueno, otra época. Ahora la gente se casa sabiendo que hay más probabilidades de alcanzar el divorcio que de celebrar unas bodas de oro y la segunda luna de miel en Cancún.

La segunda definición de la palabra compromiso según la RAE habla de “palabra dada”. Si esta sociedad tan hipócrita se caracteriza por algo es por su falsedad, y por su falta de compromiso. No voy a hablar ya de la política porque es un circo sucio, lleno de basura y donde yo no voy a ensuciarme, tengo un mínimo de dignidad. Pero sí de las relaciones sociales. Me da auténtico asco que no cumplamos aquellos que prometemos. Sobre todo si cuando no lo cumplimos lo único que logramos es perjudicar a un tercero. Es una falta de respeto con esa persona, y con nosotros mismos, pues si no somos capaces de cumplir unas obligaciones con otras personas, cómo vamos a querer luego que confíen en nosotros para cumplir unos objetivos.


Esto pone de manifiesto además que todos somos unos mentirosos compulsivos, que siempre hablamos con la boca pequeña para fuera, y para dentro somos unas fieras críticas con todo lo que nos rodea. Lo más patético de todo es que cuando una persona no cumple con sus deberes se dedica más tiempo a buscar excusas y echar las culpas a otro que a hacer una autocrítica de sí mismo que le haga crecer como persona. Encontrar la respuesta a esta actitud es muy difícil, pero yo creo que está en el hecho de que somos capaces de tener dos ojos para ver la forma de actuar de los demás, pero para ver cómo actuamos nosotros mismos no tenemos ojos, aunque existan recursos como los espejos que sirvan para vernos a nosotros mismos desde una perspectiva diferente, pero con la misma dosis de verdad y de realidad. Si prestáramos atención a ellos y cambiáramos nuestra manera de hacer las cosas, quizás no nos iría como nos va.