Ayer le hice el amor a la música. Llevaba su siempre sensual vestido azul que adorna la triste llegada de septiembre con sus hombros desnudos y su cremallera casi cerrada. Se lo hice largo, romántico en circunstancias duro y fuerte bajo un ritmo vertiginoso, y en otros instantes bajo la dulzura de las mejores baladas. Se lo hice a capella, saboreando el placer de sus gemidos, saboreando los celos de la literatura, de las musas de las Rimas de Bécquer.
Ayer le hice el amor a la mujer más preciosa, pero al mismo tiempo a la mujer más difícil de todas. Ayer supe que su locura transitoria es la locura ideal para romper la cordura que todos llevamos en nuestro interior. Ayer sus besos me ponían la piel de gallina como la primera vez que escuché a Queen, y sus caricias tenían la misma suavidad que la voz de Michael Jackson.
Ayer le hice el amor sin parar, hasta quedarme exhausto, hasta alcanzar la mayor sensación relajante durante el orgasmo. Ayer me sentí en exclusiva el dueño de su cuerpo y alma. Ayer fue el primer día en que simplemente me limitaba a disfrutar del momento, a cerrar los ojos y relajarme. Ayer le hice el amor a la música, y de la misma manera que ella me entregó su cuerpo, yo le entregué el mío.
Ayer le hice el amor a la música, y abusé tanto de aquella droga pegadiza, se me olvidó decirle cuando se marchó que quería repetir, y volver a hacerlo todos los días. Se me olvidó decirle que todos los días quiero conquistar su cuerpo, igual que los Beatles conquistaron Europa, igual que Orfeo conquistó a Eurípide. Ayer le hice el amor a la música, tras emborracharla con cervezas y tequila, tequila que saqué de sus labios. ¿Qué más da si son venenosos si cuando los rozas rejuveneces?
Ayer le hice el amor a la música.
sábado, 20 de septiembre de 2014
sábado, 6 de septiembre de 2014
El canto del Loco.
Esta mañana me levanté en la cama de La
madre de José. Recuerdo que cuando nos encontró me dijo “Eres un canalla, y
Desaparece, que solo espero no volver a verte.” En cambio, su madre no podía
parar de decirme: “Vuelve”. Al mirar a sus ojos pensé que era La suerte de mi
vida, pero al mismo tiempo me sentí melancólico, como en Una foto en Blanco y
negro. Decidí vestirme rápido, ponerme las Zapatillas y buscar Una salida para
ir a por otros Besos, aunque todo fuera A contracorriente en mi vida. No
pensaba en que Nada volverá a ser como antes, simplemente salí a comerme el
mundo pensando en Volver a disfrutar.
Volver a disfrutar para borrar Un millón de
cicatrices que tengo guardadas dentro de mí, por culpa de lo Caro que es el
tiempo. Volver a disfrutar sintiendo vivo mi Corazón, sin pensar en qué pasará
Y si el miedo me coge, y quiere jugar conmigo solo. Llegué a Madrid con la
sensación de que Llueve en mí, pero en realidad todo Son sueños. Nada más
llegar, recordé la última frase que dijo antes de marcharme: “te recuerdo”, y el
Súper Héroe que llevo dentro de mí hizo Crash. Me hice muchas preguntas y me
asaltó el sentimiento de No quiero nada, y me puse con un Estado Lunático hasta
rozar lo Insoportable. Pronto me volví a sentir bien, y pensé: “No voy a parar,
voy a estar Siempre cerca, Como un perro ladrando.”
Cuando llegué a Sol, la vi Sentada en esta
vida, con sus Siete vidas. Su nombre era Acabado en A. Me recordó mucho a La
chica de ayer, aunque no se llamara Soledad. Nuestro Cruce de caminos me volvió
loco, tanto que me sentí como El Pescao que necesita que le dejen nacer para
reinventarse. Puede ser, Como dice el aire, que Todo lo hago mal, pero le dije
que “Quiero aprender de ti, hacer de ti la persona Gigante a la que amo, y que
me digas “Eres tonto, yo te quiero Tal como eres, y Contigo quiero bailar toda
la noche.” Entonces Peter pan me avisó: “Eh tú, las Personas no son eternas,
así que Entonces dile Gracias a La vida por todos los días que Como dice el
aire, quiera Vivir a ras de suelo. Piensa que la vida Será un Fin de semana, en
el que jamás sentirás el deseo de decir ‘Despiértame’.
viernes, 5 de septiembre de 2014
Agosto.
Cuando me tiran al suelo y me derrumbo, soy una persona muy
difícil de levantar y ser capaz de recordar sus puntos fuertes. Pero llevo un
tiempo en el que cada vez que me han tirado o me he tropezado, tú has sido la
primera persona en darme la mano, coger, levantarme y recordarme que sea
fuerte. La primera en recordarme que intente tapar mi inseguridad, que intente
tener una mirada penetrante y profunda, que haga de mí una persona segura. Que recupere
aquella mirada con la que logré traspasar tus ojos para llegar al corazón,
aunque sean unos ojos marrones, que con el tiempo han perdido el brillo de la
ilusión para contagiarse de un tono melancólico y triste.
Sin embargo, de la misma forma que eres la primera en coger
y decirme que sea fuerte, también sé que vas a estar ahí todos los días. Los
días en los que todo salga de maravilla y los días en los que no dé pie con
bola. Sé que vas a estar ahí para recordarme que estoy sacando adelante mi
vida, sin tener apenas convicción en mí mismo, y que eso es algo que no todos
pueden decir. Estarás ahí para recordarme que aunque sea alguien más torpe y
con muchas más dificultades que el resto para hacer muchas cosas, estoy ahí,
haciéndolo quizás a la segunda o a la tercera vez pero intentándolo, sin darme
nunca por vencido. Tú me has enseñado a que cuanto más hablen de ti, más
motivación para cerrarles la boca hay. Tú me has enseñado a comprender que en
esta vida tendré mucho más éxito si sustituyo en mi lema de vida la palabra ‘paz’
por ‘guerra’.
Sé que estarás ahí, por mucho que yo sea un ser humano que
nada tiene que ver con la decencia, y que quizás en otra sociedad ahora mismo
viviría en la cárcel por revolucionario u otros delitos, pero tengo algo que te
hace volverte loca por mí, que te hace oler mi perfume y sentir ganas de
devorarnos y hacer el amor, durante todo el invierno.
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