sábado, 26 de abril de 2014

Locura transitoria, la dulce introducción al caos y Rousseau.

Un filósofo francés de la época de la Ilustración llamado Rousseau aseguró una vez que tanto el hombre salvaje como el natural es bueno, pero a pesar de ello, tarde o temprano tanto el poder como la arrogancia acaban convirtiendo al ser humano en gente maligna para el resto.

El mismo hombre, propuso para olvidar la nefasta y vergonzosa sociedad en la que vivió, crear otra nueva a través de algo que denominó como un contrato social. Ya saben, un contrato es un acuerdo entre varias partes en las que se da algo para posteriormente, recibir otro algo.

Rousseau, además, en este planteamiento propuso renunciar a la libertad a cambio de la seguridad. Esta idea vino secundada por otra como la de querer mostrar una postura pacifista de colaboración entre todos, frente a la actitud de otras zonas del mundo de establecer una guerra de todos contra todos.

Me parece genial la idea de renunciar a algo a cambio de otro algo. Pero en mi opinión personal, yo no renunciaría a toda mi libertad por más seguridad. Ya dijo el mago de las palabras Alejandro Sanz que si le leían los labios, él respondería que "no está en venta". Y yo, particularmente, siempre he vivido, o siempre he sentido vivir libremente, independientemente de todo. No sé por qué hay que hacerse preso del fascismo para estar y sentirse seguro.

En el lado opuesto, la filosofía de Rousseau no me disgusta. Habla de fascismos del proletariado, que no del estado. En el seno comunista, se creía que ha medida que la revolución fuera triunfando, el estado (y con ella la dictadura), iría perdiendo sentido, hasta su desaparición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario