lunes, 14 de abril de 2014

Mi pequeño teosoro.

Dime por qué me odias y te diré por qué te quiero. Dime qué es lo que más te enrabieta de mi persona y te contestaré con aquello que me vuelve loco de ti. Y no te lo diré con la voz, te lo dibujaré en un folio cualquiera en el que, cuando le dibuje tu mirada, ya será lo mejor que haya hecho jamás.

Te dibujaré en el río, con la luz de la primavera que entra por el fondo con tantas ganas o más de las que tengo yo de darte calor cada día. Plasmaré el el papel tu cuerpo en la orilla del río, rodeado de lluvia de rosas que caen desde el cielo sevillano al alba. Tus labios serán tan juguetones con en la vida misma, mientras tus mejillas estarán maquilladas tan sútilmente como tú solo sabes hacer.

Lucirás tu jersey verde, y éste permitirá asomarse con cierta tímidez a tu irresistible clavícula. Habrán muchos dibujos a lo largo de nuestra vida: deportistas, músicos, amigos... Pero ninguno llegará a ser tan inmensamente bonita como lo eres tú. Tus ojitos verdes serán más profundos que incluso el río, y serán capaces de atravesar el mundo entero. Será un dibujo hecho a lápiz, que la vida va a ir coloreando con cada día que pasemos juntos.

Será un dijo duradero que permanezca en la eternidad, y que ningún desastre natural va a poder destruir.  Lo voy a calcar todo de ti con máxima precisión, y le voy a poner esa sonrisa tuya que le regalas a todo el mundo, ese que te juzga, y ese otro mismo que te adora. Te voy a pintar, porque a mí esto de decir sentimientos se me da mal, y aquella es la única manera que encuentro de hacerte feliz. Dime por qué respecto a nosotros mismos encontramos tanto asco y odio irrepudiable. Escúpeme con toda tu ira y te besaré con todas mis ganas.

Déjame sorprenderte, vendar tus ojos, que al final te vas a enamorar. Y cuando te enamores, la primavera reinará tus pies.

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