lunes, 3 de noviembre de 2014

Volver.

Volver.

Volver siempre es amargo. Volver a casa tras una semana en la playa. Volver al colegio después de tres meses de verano que se han pasado en menos de lo que dura un cigarro. Volver además de ser duro, es desagradable. Volver con una ex. Volver navidad tras navidad a casa de los suegros. Volver puede ser dulce, pero para volver hemos de ir, y el amargo sabor de ir vence al de volver. Nos vamos al infierno como castigo de no haber sabido hacer nuestro trabajo y volvemos para cometer otra vez las mismas tonterías. Por eso hay gente que tiene que volver a la autoescuela a volver a sacarse el carné, al pasado triste para salir adelante. A veces no queremos volver, pero si vamos de copilotos no nos vamos a tirar por la ventana en mitad del desierto, supongo.

Volver es complicado, nunca somos capaces de volver solos. Si hay algo que nos hace imperfectos a los humanos es que las decisiones fundamentales nunca somos capaces de tomarlas solos. Además volver puede ser transcendental de cara al futuro, te puede dejar tocado para toda la vida. Por eso también es peligroso, porque juegas con fuego, y te puedes quemar muy probablemente. También volver es repetitivo para algunos. Como para los políticos. Los políticos solo piensan en volver, pero volver a robar mientras los populistas vienen, y si no triunfan, pues vuelven por donde han venido.

Normalmente, si alguien vuelve es para quedarse, o eso dicen los que han vivido más que yo, que son unos cuantos. A mí el volver de la gente me da igual. Me da igual que vuelvas para enamorarme, para hacerme una tortilla francesa o para deshacer tus maletas de nuevo. Lo que no acepto son las vueltas por las puertas esas que giran tanto entre las empresas y la política. Tampoco permito a esa gente con la intención de cambiar todas nuestras maneras cotidianas para imponer las suyas en dos días. Mi vida es mía, y por muy loco que esté enamorado de alguien jamás le entregaré completamente mi vida para que haga y deshaga como se le antoje. 

1 comentario:

  1. Muchos queremos volver, pero para eso están los recuerdos, porque volver no siempre es bueno.

    Viva tu vida que, como dices, es tuya; y disfrútala.

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