Realmente todos somos menos especiales de lo que parecemos.
Lo que de verdad nos hace distintos o grandes es nuestro talento para hacer las
cosas. Yo no tengo a priori ningún talento, pero ha ido surgiendo así de imprevisto
un talento dentro de mí: el talento de hacerte reír, el talento de cambiar tus
lágrimas de tristeza y ansiedad por lágrimas de reír, reír tanto que hasta
tengas problemas para respirar. Reír tanto que nos hagan creer que no somos
normales.
Es un talento porque hacerte reír nunca es fácil. Y tampoco
es fácil conseguir sorprenderte. Sin embargo con cada frase que te digo te ríes
sin tener que fingir. Te ríes y te entusiasmas. Y no solamente consigues que te
haga reír, también cuando no tengo suficiente ánimo como para conseguir hacerte
reír eres tú la que consigues volver a levantarme. Y esto tampoco es fácil.
Por eso, creo que se me ha contagiado tu grandeza. Como
viajero a tu planeta, se me ha contagiado tu grandeza, me he contagiado de ese oxígeno
perfumado que respiras. Y ese contagio ha sido el que ha creado mi talento. El
talento que solamente nos tiene borrachos a nosotros dos, y que nadie más es
capaz de comprender. El mismo talento
por el que yo mismo ni siquiera daba un duro, y que tú has conseguido
convencerme de él.
En medio del mundo de guerra en el que vivimos, con
terrorismo en Oriente y Occidente, un mundo tan corrupto, un mundo tan
acomplejado, tan partidario de la diversidad de culturas pero luego tan
partidario de la monotonía, y de la crítica hacia lo desigual, tú eres mi paz,
mi tranquilidad, mi pausa, lo que me da calma, lo que me hace pensar que todo
va a salir bien, lo que en resumen, me hace ser talentoso, cuando el talento,
eres solamente tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario