Nos conocen como los más locos de
la ciudad porque somos dos cabras locas que han soltado por la calle. Porque
nos ponemos tan tibios de cerveza con limón en la Gran vía que volvemos
haciendo curvas en las rectas y hacemos rectas en las curvas. Porque tus risas
se escuchan con tal volumen que levantas a los vecinos y se preguntan a qué se
debe tal escándalo.

Y, amor platónico, antes de que
te vayas y de que te esfumes en cuanto veas la primera seña de que el amanecer
ya ha llegado te quiero pedir un último favor: róbame el sueño esta noche.
Quítame las ganas de dormir y dame todas las ganas de bailar, de reírnos de
esas comedias románticas en las que todo siempre acaba saliendo bien. Quédate,
cenemos pizza y que sobren trozos para que tengamos algo para desayunar junto
al café. Quédate despierta hasta que caigas rendida boca abajo en el sofá
desnuda. Cuando eso ocurra, sabré que no hay ningún cuadro de Van Gogh que lo
explique pero sí eres la personificación de La noche estrellada, tu espalda es
París, y tus lunares son las estrellas.
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