miércoles, 21 de septiembre de 2016

El Sevilla se impone en mitad de la indignación verdiblanca

Era un partido de empate (y para mí 0-0) obvio, claro. El que no lo quiera ver es que vio otro partido. La diferencia es que el partido acabó 1-0 porque el Sevilla la metió y el Betis también, pero se anuló. Si los béticos están furiosos se les entiende. Intento entender también a los sevillistas que hablan de los penaltis en los córners, pero esto es más complicado cuando contra su eterno rival se acuerdan de eso pero contra el Eibar (por ejemplo) no.

Pretendía el árbitro que el partido no se le fuese de las manos y más o menos lo consiguió. Prueba de ella es esa amarilla a Petros a los diez segundos cuando la gente todavía ni se había quitado la bufanda para espolearla. El árbitro controló la cosa más o menos pero a la calle pudieron irse varios: Bruno, Nasri, Pezzella…  Fue un partido malo en cuya primera mitad hubo más tensión que fútbol, donde ocasiones hubo pocas y faltas y mini-tanganas muchas.

En la segunda parte los de Nervión salieron a mandar gracias especialmente a Mariano, que viendo lo poco que atacaba su rival y que Rubén Castro no bajaba a defender comenzó a subir forzando un par de saques de esquina. Unos minutos más tarde el Sevilla marcó gracias a Mercado y a la defensa de Bruno, que se vio superado y fuera del partido en todo momento. Tras el gol estaba el Betis k.o, noqueado, con esa sensación de otros años. Atacaba tan poco que se veía venir otro ciclón. Pero consiguió hilar un par de jugadas y en una de ellas marcó el Betis pero el árbitro anuló la Alegría de los verdiblancos. Siempre nos quedará la duda de saber qué habría pasado con el 1-1: ¿habría reaccionado el Sevilla o habría comenzado a mandar el Betis? A partir de ahí el Betis fue para arriba y tuvo un par de ocasiones más, un par de tiros de Rubén Castro, y el Sevilla se echó hacia atrás pero sin perder de vista a Adán como en ese tiro del Mudo que se fue por poco.

Tiene razón Poyet quejándose del colegiado, pero también hay que recordarle que el Betis tardó una hora en enterarse que el fútbol consiste en meter el balón en la otra portería y no que la tuya siempre se quede a cero. Poyet logró que sus pupilos pusieran garra, intensidad y hasta ese punto de agresividad, pero no consiguió combinación (el partido de Dani Ceballos es simplemente patético, Musonda debió entrar mucho antes y Donk debutó de mediocentro emulando a Ndiaye) ni peligro. Por su parte Sampaoli debería revisar el partido pues cree que su equipo fue muy superior creando siete u ocho ocasiones claras ante la portería de Adán (?)


Lo dicho, un 0-0 que debió acabar 1-1.

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