martes, 7 de mayo de 2013

Con p de Gato.


Somos capaces de todo.
Amarnos sin conocernos, odiarnos con nuestras armas: los abrazos, los besos mordidos, y el sexo duro hasta el amanecer.
Cambiantes en milésimas de segundo. Pasar de mandarnos a la mierda, a desearnos desnudos frente a frente.
Decir “te amo” sin sentirlo, a expresar nuestro odio con el corazón en la mano. Ser la causa del suicidio, o la consecuencia de tener ganas de vivir.
Conocer por segunda vez a ti mismo, reconvertido en otra persona, y sentir que le entregarías todo, incluso la vergüenza sexual mal perdida la primera vez.
Encima colabora la puta distancia que tantas veces me he cansado de oír hablar de ella y la he calificado como “cansina”.
Y su entorno de mimada, de asquerosa niña pija, borde, inmadura, pero al mismo tiempo encantadora, dulce, adorable, pícara, guapa, cariñosa, tan sensible como atenta.
Con tantos pros como contras. Tantos quebraderos de cabeza que me ha provocado.

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