¿Qué hacer
cuando el corazón se enfrenta a la razón? ¿Qué hacer cuando lo que piensas se
enfrenta a lo que sientes? Dicen que decir mentiras es malo, pero estamos de
acuerdo con que a veces la verdad duele. ¿Qué hacer cuando la sencillez de las
cosas se ven alteradas por ese sentimiento complejo y bipolar como el amor?
¿Qué hacer cuando callas te quiero’s o “quiero pasar mi vida contigo” para
buscar una felicidad contigo mismo que todos sabemos que no va a aparecer. ¿Qué
hacer cuando una relación aparentemente genial se vuelve imposible por una
amplía distancia que impiden abrazos cuando lleva la nieve fría, o por dos
autoestimas que se desgastan tan velozmente como la tinta azul de este
bolígrafo? ¿Qué hacer cuando se te pone la piel de cordero al ver su sonrisa de
gata que ha perdido muchas vidas, pero en cambio tiene un amor fantástico y
apasionado que regalar al primero que no le haga daño, además de caricias que
llevan guardadas allí desde hace una eternidad? ¿Qué hacer, cómo hablar? ¿Qué
hacer cuando renuncias a la fantasía de sus sueños, a la genialidad de sus
palabras, por un final falsamente feliz, donde no vais a comer perdices, y en
que prometeréis algo tan usado como incumplido: “Seremos amigos.”? ¿Qué hacer
cuando dejaste de dormir para aficionarte al insomnio por ella, y ahora te
encuentras con una noche nublada sin estrellas, en la que por mucho que lo
pretendas, das vueltas en las sábanas como un loco, pensando en aquella
canción: “Aunque tú no lo sepas, mi cama se queja fría cuando te marchas. Aunque
tú no lo sepas, yo he inventado tu nombre.” ¿Qué hacer cuando un sueño dulce de
primavera se convirtió en amor del mes de mayo, y poco después en una pesadilla
que agudizó la llegada de junio. ¿Qué hacer cuando esa pesadilla dulce y bonita
como la luna llena se adueñó de tu corazón pero no de tus pensamientos?
¿Qué hacer?
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