domingo, 22 de febrero de 2015

De Madrid al cielo. De Madrid al infierno.

No me equivoco si digo que fui la persona más feliz del mundo cuando el pasado siete de febrero  Dani Rovira se alzó el premio como mejor actor revelación. Y es que de esta manera se demostró que 2014 ha sido el año del cómico malagueño, al cual no conozco (ojalá), pero que desprende mucha humildad y simpatía por cada entrevista o por cada medio por el que pasa. Además el cómico ha conseguido algo casi imposible: caerle bien a una mayoría casi absoluta de la sociedad, en este mundo de críticas deleznables a través de las redes sociales.

Igual que muchas veces justificamos el gastar parte de nuestro tiempo en la magia de Messi, los saltos de Jordan, o los maravillosos directos de Queen, Rovira es la justificación perfecta para  una entrada para ir al cine, o pasar un rato delante de la televisión viendo uno de sus monólogos.

El triunfo del actor malagueño para mí supone una vez más el éxito partiendo desde la naturalidad: de alguien que aunque ya haya visto modificada su vida para siempre sigue siendo ese chaval de ciudad natal, que cada vez que tiene oportunidad se escapa para ver a sus amigos, tomarse una cerveza y recordar cosas de su niñez. Sigue siendo una persona humilde, que por mucho que su nombre aparezca en los medios de comunicación lo único que le importa es seguir haciendo reír a la gente que se ve todos los días jodida por los problemas de esta maldita crisis.

Pero también, me alegré enormemente por su familia; cuando les enfocó la cámara, celebraron el premio armando todo el alboroto del mundo, sin temor a romper el protocolo, y a saltarse las reglas de tanta formalidad. Yo a eso me gusta llamarle EUFORIA, o la alegría más sincera del mundo. No solamente saltaron, se abrazaron, y cerraron los puños. También lloraron como magdalenas por felicidad, porque saben que tienen un hijo que es pa’ comérselo.

Unas horas antes de que el malagueño recibiera el galardón, Cristiano Ronaldo remató la teoría de que no ha empezado bien el año: lo ha dejado con Irina, aunque algunas malas lenguas hablan de que ella se ha ido a ‘romper tarimas’ con The Rock, profesional de la lucha libre. Posteriormente, en Córdoba fue expulsado por canalla y agresor, demostrando que tiene más arrogancia que piel cuando se fue del césped limpiándose el escudo. Y en el Manzanares, su equipo fue brutalmente humillado por el Atlético de Madrid, pero como era su cumpleaños (¡30 años ya, cómo pasa el tiempo!), pues no le dolió tanto la derrota pues se fue de fiesta con el  ‘Rompe tarimas’ Kevin Roldán (¿Alguna canción famosa de él? ¿Ninguna? Ya somos muchos).

Resultado de imagen de cristiano ronaldo escudo cordobaEs indudable que el luso tiene un físico portentoso, pero sí es más que discutible su “excelente técnica”, sus desapariciones en los partidos importantes y todas esas absurdas campañas que pretenden compararle con Leo Messi. Entre uno y otro hay tanta diferencia como entre Cocacola y Pepsi. Messi es alguien que ha trabajado y luchado contra todos los contratiempos que ha tenido para llegar a ser quien es. El luso simplemente se ha metido en el gimnasio.

De hecho, el luso tiene muy mala suerte en ese sentido. Si el argentino no existiera, el luso sería el absoluto dictador del fútbol moderno, pero sin embargo se encontró con una pulga con forma de bestia.
Está muy bien que Cristiano se vaya de fiesta, pero con esa idea, ha perdido todo el respeto a los colores que viste, una entidad ya centenaria y que ha dejado huella en la historia. Por muchos millones que gane él, debe entender que por encima suya incluso está el Real Madrid, y que entre todo el dineral que gana, una de las condiciones está el aguantar que lo provoquen, que le peguen una o dos pataditas, y dejar de hacer el tonto con la celebración esa del grito, que como ya hemos visto al final acaba volviéndose en contra para él.


No me gusta reírme de las desgracias ajenas, pero el portugués desprende tanta arrogancia, que me alegro en cierta medida de que el karma le haya dado una cura de humildad, que parece que no ha sabido aprovechar.

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