martes, 2 de junio de 2015

España, Cataluña y Euskadi insultaron a Leo Messi.

Resulta bastante llamativa la trascendencia que están teniendo los pitos al himno de España antes de la final de la Copa de S.M. Rey entre Barcelona y Athletic. Antes que nada, y siempre desde la neutralidad me gustaría decir una ley no escrita de la vida: "si quieres que te respeten, respeta tú primero". Digo esto porque en España el respeto no existe, y hace no mucho tuvimos el ejemplo de una persona que habla castellano no soportó el hecho de que un periodista local vasco, que estaba en directo para su cadena de radio, la cual como el 99% de las radios vascas (y catalanas) retransmiten en vasco/catalán, preguntaba al entrenador vasco de un equipo de fútbol. Esta persona no vasca, no pudo soportar esta situación constitucional -¿está prohibido hablar vasco? ¿está prohibido hablar vasco y luego traducir?- e interrumpió dos veces la escena quejándose de su discurso en euskera, hasta que el entrenador se marchó.

Lo primero que pienso cuando leo todo lo que se dice es: "Si no se sienten españoles, ¿por qué juegan la Copa?" Quizás la respuesta sea más complicada. El Barcelona tiene la exigencia por ganar hasta al Fifa al Leganés, y el Athletic Club tiene en la Copa su competición fetiche aunque no la ganan desde hace más de tres décadas. Si la respuesta está en el fútbol también me gustaría añadir algo. En cuanto se acabó el himno y empezó el partido, a mí se me olvidó el himno, los pitos, Felipe VI. Con el gol de Messi yo creo que mucha gente tuvo la misma sensación. Cambiaron el "Puta España" por "viva la madre que parió a La Pulga". Para terminar con este argumento tengo que decir algo más: ¡Qué bonita es la copa!, es verdad que la liga es una carrera de fondo, de partido a partido, y la Champions es la elegancia futbolística europea, pero la Copa es el torneo de la ilusión. El torneo donde dos aficiones van en masa a una ciudad con tal de ver a su equipo campeonar. Este año hemos tenido el ejemplo en la afición del Athletic. ¿Cuántos de aquí hemos visto alguna vez ver cómo una afición de otra ciudad superaba sensiblemente a la afición local en fuerza e ilusión? En baloncesto, por poner un ejemplo, es más bonito aún. En el pabellón se reúnen ocho aficiones distribuidas por todo el recinto, y es algo realmente espectacular. Es divino ver cómo entre las aficiones de los equipos más débiles nace de imprevisto una alianza para animar a un equipo que elimine algo más fuerte. Absolutamente brillante.

Si al inicio de esta reflexión hablaba sobre el respeto, creo que también hay que criticar a los aficionados que pitan. Oiga, ¿por qué pita usted? Si no se siente español lo primero que tiene que hacer es respetar el himno, como todo ser humano. ¿Cómo se sentaría usted si yo el día de su boda voy a mancharle la camisa blanca? ¿Cómo se sentaría usted si se le muere un hermano y yo voy a su entierro para mofarme de él? Son ejemplos duros, pero se dan. No entiendo ni voy a entender jamás a la gente que va a un estadio de fútbol para reclamar cosas políticas. Yo voy para ver espectáculo, para divertirme, entretenerme y evadirme de los problemas, que no son pocos. Si quiero meterme en cuestiones políticas me voy a una tertulia o convoco una manifestación. El problema llega cuando los que faltan el respeto son personas de una clase social alta. ¿Han visto la imagen de Artur Mas con una sonrojante sonrisa mientras sonaba el dichoso 'Lololololololo...'? Algo verdaderamente patético. ¿Sonríe el señor Mas porque en su communidad la pobreza ha aumentado un 48% en cinco años ? No, por lo visto sonríe porque no se siente español. Artur Mas debería de dejarse de meter en utopías como la independencia de Cataluña -¿alguien cree en algo tan remoto como eso?- y centrarse en los problemas que tiene su comunidad, porque dentro de poco hay elecciones, y quien mucho abarca, poco aprieta. Por eso de alguna manera me sentí un poco contento por la gente de Barcelona cuando las elecciones las ganó Ada Colau, porque sentí la sensación de que ella iba a abandonar la tontería independentista para intentar reconducir la situación en la ciudad condal. Para algunos que no hemos visto nada de los JJOO de Barcelona 92' excepto algunos eventos, da la sensación de que en sentimiento independentista ha sufrido un auge espectacular de nuevo sin ningún motivo concreto. En los JJOO no habían apenas banderas independentistas y se escuchaba el himno español sin ningún problema. ¿Para eso querían el Bernabeu? ¿Para provocar más al personal? Para eso que hubieran renunciado a la final, que estoy seguro que la afición del Real Betis hubiera actuado con muchísimo más respeto y habría estado más a la altura de lo que representaba dicho partido.


Luego, cómo somos los españoles, ¿eh? Llevo esperando que la Jueza Alaya aclare la situación judicial del Betis casi seis años ya, llevo esperando que se agilice el tema de Bárcenas un tiempo similar. Los ERE igual. La corrupción en Valencia igual. La situación de Monago igual. Y así unas miles de veces. Pero oye, para algo que sucedió hace tres días al día siguiente ya había convocado una reunión de pseudo-extrema urgencia. En algunos lugares hasta se dudaba de la continuidad de Rajoy y todo. Todos son recortes, desahucios, injusticias. Pero pitar el himno tiene sanción. Robar no. Pitar sí. Esto es España. Si quieren que no se pite el himno, también es culpa del gobierno, por recortar en lo que más falta hace en gran parte del pueblo español: e-d-u-c-a-c-i-ó-n. Y si no quieren que se silbe un himno, que hagan una ley, que para algo son los que gobieran, que den por fin un golpe de autoridad, a ver si espabilan de una vez. A ver si espabilan, que en el campo ya ha acabado el partido.

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