Esta semana en Sevilla no es una semana cualquiera, y no es
por las elecciones. Si usted es sevillano, o si usted no lo es pero es
simpatizante del Real Betis Balompié o del Sevilla Fútbol Club, sabrá que
mañana a las ocho y media de la noche el corazón de la capital andaluza se va a
parar cuando un silbato suene. El derbi, posiblemente uno de los más
interesantes por el hecho de que el Betis es el peor local de la Liga y el
Sevilla es igualmente uno de los que aún no ha conseguido ganar en la
competición liguera. Aún así, el derbi tiene muchos más alicientes.
Empezando por el equipo que juega en casa, el Betis llega
enrabietado al derbi. Enrabietado por el hecho de que el año pasado no hubo
derbi porque estuvo en el infierno recapacitando sobre los errores que cometió
en el pasado y que no debe volver a cometer. Enrabietado porque sus últimos
derbis acabaron con una dolorosa eliminación en la Europa League por penaltis,
y una herida que se profundizó más con ese doblete de Kevin Gameiro en el
Domingo de Ramos. Quiere el Betis levantarse, y para ello viene capitaneado por
Joaquín. El portuense, que de estos partidos sabe mucho, quiere romper con la estadística
de que el Betis en las últimas tres décadas solo ha ganado cuatro veces en
Heliópolis al conjunto de Unai Emery. Acompañado de Joaquín viene gente como
Dani Ceballos, novato en el derbi, o Rubén Castro, que contra el equipo
nervionense no ha tenido demasiada fortuna. También Pepe Mel querrá romper la
mala racha, ya que en casa no ha sido capaz de ganar a los de Nervión, y fuera
de casa solo ha sido capaz de ganar una vez y llevarse dos goleadas. Junto a
ellos, más de 50.000 personas que quieren llevar en volandas a su equipo a
pasar una Navidad con inmejorable sabor de boca.
Frente al Betis no se planta un cualquiera. Se planta el
probablemente segundo mejor equipo del mundo por detrás del FC Barcelona en lo
que a títulos se refiere. El tetracampeón de la Copa de la UEFA no llega al
Villamarín en su mejor momento, pero ya se sabe que el Sevilla saca lo mejor de
sí cuando la cita se lo pide, y la cita se lo pidió ante el Madrid, ante el
Barcelona, y ante la Juve, equipos que salieron malparados ante las ganas de
resarcirse que tenían los sevillistas. Además, si el Betis ha tenido mala
suerte en casa contra el eterno rival, para los de Nervión tiene un sabor
especial: ganaron la eliminatoria europea, y allí casi certificaron el descenso
de los verdiblancos. Para callar las bocas de aquellos que dudan de ser el
equipo de la casta y el coraje, en la portería estará Sergio Rico, quien en los
últimos partidos está sacando lo mejor de sí. Junto a él estará Konoplyanka,
uno de los extremos más prometedores de todo el panorama europeo, sirviendo
balones para que de cara ante el gol salte la dinamita pura de Gameiro y
Llorente para que los casi 1500 sevillistas que habrán en el estadio bético
exploten toda su alegría.
Y además de todo ello, los béticos y sevillistas que ya no
están, se merecen un derbi sin hostilidad, sin insultos, sin violencia, en el que gane quien gane y
pierda quien pierda, el único ganador que debe haber en el partido debe ser el
fútbol. Mañana a las ocho y media, preparen las pipas y las uñas, vuelve el
derbi a Sevilla.
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