lunes, 19 de diciembre de 2016

Profesores



Profesores a lo largo de la vida hay muchos: los hay con quien te llevas mejor, y los hay con los que te llevas peor. Es cierto que a medida que van creciendo van siendo menos simpáticos aún. En Bachillerato se saben tu nombre casi de chiripa y en la Universidad ya directamente das igual. Una cosa que creo que me caracteriza es que nunca falto el respeto a nadie: ni a mis compañeros ni a mis profesores. El día que lo haga, dejaré que me deis todo tipo de palos. Pero hasta que eso ocurra, expongo mi queja.

Una de las cosas más interesantes que me dijeron en mi visita a la Once recientemente es que los discapacitados no quieren sentirse más que el resto, pero tampoco menos. Y creo que es algo que pensamos todos los humanos: no queremos sentirnos superiores, pero tampoco inferiores.En esa complicada relación alumno – profesor esta no se cumple. Y los alumnos muchas veces nos sentimos ninguneados por los profesores. Los alumnos parecemos culpables de los defectos de los profesores. Porque sí, da la sensación que ellos nunca cometen fallos, que siempre somos los alumnos culpables de todo.

El jueves de la semana pasada tuvimos que exponer para una asignatura algo, y ese día coincidió con una recuperación. La profesora, ante mi problema, me dijo que cogiera un justificante de examen, fuera a su tutoría y que expusiera mi parte del blog. Aquí podría decir que mucha culpa del blog buena o mala es mía y un par de personas más pero no viene a cuento y tampoco conviene perder el tiempo en eso.

En fin. Hoy lunes, me levanté y fui a su tutoría, la cual duraba desde las 12:15 hasta las 14:15. Cuando llegué, sorprendentemente me encontré con tres grupos de trabajo del grupo de clase 2 de la mañana, que decían estar allí presentes porque no les había dado tiempo a terminar de exponer. Obviamente, en palabras de la profesora la culpa es nuestra. Aunque la realidad sea bien diferente…
Viendo que la cosa se alargaba, yo me iba impacientando: pasaba el tiempo y la cosa no avanzaba. Cuando eran más de las 14:40 llegó mi turno de entrar. Nuestro turno, ya que entré con dos chavales diciéndoles que me permitieran entrar y que no tardaría mucho. Aunque también había otros motivos: tenía clase a las tres y media y viendo la hora que era, me veía en clase sin comer. 

Cuando entramos y ya pude explicar mi situación me encontré con la perlita del día: “No es responsabilidad mía, así que ven después de Navidades y sin problemas”. Obviamente, el cabreo que llevaba (y llevo) es mayúsculo. Si ella no tiene la culpa de eso, ¿tengo/tenemos la culpa de que ella haga de una asignatura básica para el periodismo un bodrio? ¿tengo/tenemos la culpa de que sus clases sean monólogos basados en sus experiencias vitalicias? ¿tengo/tenemos la culpa de que ella no sepa organizarse? ¿tengo/tenemos la culpa de que ella dé consejos, normas, y reglas para ser periodista que esa docente después no sigue?

Y da la casualidad que profesores que te miran por encima del hombro en la Universidad hay más de uno y más de dos. Y repito: no quiero que un profesor me ponga una alfombra roja por la vida, pero tampoco sentir faltado mi respeto. Como cuando esa vez le dijeron a unos compañeros que "les había jorobado su semana al ir a clase porque quería hacer puente".

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